Inflación en Mendoza: ¿ Cómo afecta al consumo alimentos y productos?

Los profesionales y comerciantes advierten que los consumidores buscan alternativas y eligen la más conveniente para el bolsillo. Hay escasez de segundas marcas y de Precios Justos.

La inflación no se detiene y de acuerdo con lo reportado por el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Mendoza que llegó al 6.2%, el rubro alimentos fue lo que más traccionó en la medición, llegando a un pico de 9% en febrero. Los especialistas locales refieren que la situación está incontrolable, sin embargo, el nivel de consumo se mantiene, aunque lo que ha variado es la calidad de los productos que se compran.

Para Rubén David, dueño de uno de los mayoristas más importantes de la provincia, “lo que ha ido variando en los últimos años es la calidad del consumo”. “La gente sigue comprando porque tiene que alimentarse, pero lo que observamos es que bajó la calidad de lo que se adquiere”, comentó el empresario. Sobre el panorama que se vive en el comercio, David relató que “el consumo no ha caído, sino que se ha mantenido, incluso, ha crecido un poco. Lo que ocurre es que todo lo que la gente lleva en el carro está directamente relacionado con el alimento”.

Sobre ese fenómeno contó que “se están vendiendo productos de primera necesidad, productos que no están procesados, que componen la canasta básica, en tanto, están cayendo los vinculados al uso del aseo personal y los productos de limpieza”.

Lejos de lo que se cree, que los consumidores cambiaron los hábitos y van en busca de las segundas marcas, el empresario explicó que “tanto las segundas como las terceras marcas han desaparecido”.

“El alto costo que hoy se debe afrontar a la hora de generar un producto hizo que no aparezcan nuevas empresas que apuesten por el mercado, incluso, las segundas y terceras marcas han desaparecido. No hay ninguna empresa de esa categoría que hoy pueda abastecer al mercado”, analizó.

Ante esto, David consignó que sí o sí es necesario contar con primeras marcas en las góndolas para abastecer el consumo.

“Hemos intentado en algunos momentos no contar con ellas para presionar por el precio, para que no nos aumenten, y la realidad es que si uno apela a esa estrategia se queda sin productos para ofrecer”, agregó.

Los Precios Justos tampoco son una alternativa para los consumidores porque prácticamente no llegan a las góndolas locales.

“El acuerdo se ha hecho básicamente con las grandes cadenas de Buenos Aires, el resto (los del interior) hemos quedado fuera del sistema”, enfatizó y agregó: “Esto es un problema mundial, no existe una empresa que pueda abastecer a todo el mercado con un precio diferencial”.

Para los economistas no ha bajado el consumo de los mendocinos, sino que ha ido mutando con los años y se potenció aún más con el índice inflacionario en ascenso que reinó durante el último año. "Hace 10 años una familia consumía el 70% de lo que necesitaba por mes en el supermercado, en la actualidad, no compra más del 30% allí, es decir, ha diversificado completamente su patrón de consumo, producto de la inflación”, comentó el economista José Vargas.

De modo que hoy las familias compran sus alimentos en verdulerías de barrio, carnicerías, panificadoras, despensas, mercados cooperativos, supermercados minoristas o mayoristas. En definitiva, el mendocino camina y busca el precio más conveniente según el producto.

“Las compras ya no son mensuales, sino que se adquiere lo del día, las ofertas, promociones, descuentos especiales, bonificaciones que ofrecen las tarjetas para jubilados o empleados públicos”, agregó Vargas.

Por su parte, la economista Carina Farah, aseguró estar “espantada con los precios” y explicó que “la inflación es un fenómeno y tiene que ver con la concentración del mercado y con la posibilidad de prescindir o sustituir los productos”.

“La situación no afecta solo a la Argentina, sino al mundo entero. El problema es que este país ya venía mal: Cristina Fernández dejó una inflación del 28%, Mauricio Macri la duplicó, Alberto Fernández hizo lo mismo, por lo que la inflación es un problema gravísimo que si no se le pone un freno o no se le da soluciones drásticas va a seguir escalando”, justificó.

Para los economistas, los almacenes y carnicerías de barrio son una de las alternativas a las que la gente volvió para realizar sus compras.

Pese a la reactivación del sector, los comerciantes consultados refieren que las ventas vienen muy flojas.

“La gente no tiene plata, compra lo justo y necesario y lo que va a consumir en el día”, contó Adriana, dueña de una despensa ubicada en Godoy Cruz.

La mujer aseguró que “por el momento, la gente sigue apostando a las primeras marcas, pero solo en determinados productos como la leche”. El resto de la mercadería la intenta suplantar con la que mejor precio ofrezca. 

La situación en las carnicerías varía y según contó Carlos, dueño de una desde hace más de diez años, “hoy se está llevando mucho lo que es la molida intermedia, milanesas de pollo, hígado, mondongo, alitas de pollo, en definitiva, todo lo que no supere los $1000 el kilo. Los cortes de blanda de primera cuesta más que se vendan porque el kilo ya supera los $2000″ .

Un dato que no es menor y que caracterizaba a muchos argentinos, era el asadito para cortar la semana. “Eso ya no existe. El kilo de asado tiene un costo por encima de los $2.000 y los que pueden hacer el gasto prefieren dejarlo para el fin de semana”, contó Carlos.

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